Si a Cristina la “fusilaron”, ¿con Nisman que pasó?

Abundan los comentarios sobre la sentencia que condenó a la vicepresidente a seis años de prisión. Al menos por hoy, me propongo no saturar al lector con uno más.   ­

Por Daniel Zolezzi

En cambio, pido se me permita alguna reflexión acerca del desatino con el que, en su alegato, la vice pretendió cubrirse con el capuchón de ejecutada. Dijo entonces: “Cuando hablé de lawfare fui muy generosa; este tribunal es un pelotón de fusilamiento”.­

La distancia que va entre seis años, de hipotético y dilatado cumplimiento y la pena capital, salta a la vista. Y es el caso que, luego del fallo y en línea con lo antes dicho, agregó que la había condenado: “Un partido judicial, una mafia, un estado paralelo”. ­

Sus palabras nos trajeron a la memoria el asesinato de Nisman, cometido cuando iba a exponer ante el Congreso la acusación penal que había hecho contra Cristina. Justamente porque ese homicidio corrió por cuenta de “una mafia, de un estado paralelo”. El “estado paralelo” hizo que su custodia se esfumara. La “mafia”, le dio muerte.

En ese caso, ningún “partido judicial” entorpeció la investigación. De ello se encargaron la fiscalía interviniente y las fuerzas de seguridad a cargo de Berni, que destruyeron la escena del crimen. ­

Nisman no tuvo oportunidad de defenderse, ni de alegar. Tampoco enfrentó a un pelotón de fusilamiento. Directamente, recibió un disparo en la cabeza; que nada tiene en común con el tiro de gracia que se dispara al fusilado que aún agoniza. ­

Amén de la muy infortunada comparación que hizo la vice de su condena con la pena de muerte, no parece que juegue contra ella ningún “partido judicial”. ­

Veamos: la denuncia de Nisman -formulada contra ella y otros funcionarios- fue desestimada muy prontamente por el juez Rafecas (decisión luego revocada por la Cámara de Apelaciones). Además, la causa por la que ahora se la condena, durmió una larga década en el juzgado del Dr. Ercolini. ­

También en otra causa por enriquecimiento ilícito, que afectaba al matrimonio Kirchner, contó con una manito judicial. El patrimonio de los K había aumentado un 572 % entre 2003 y 2008, pero el desaparecido y caricaturesco juez Oyharbide dictó su inmediato sobreseimiento. Que, años después, vino a ser confirmado por la jueza Capuchetti, puesto que el fiscal Taiano desistió de acusar y también lo hizo la UIF de su rol de querellante.

Como si esto fuera poco, otro fuero permitió que Cristina acumulara, indebidamente, su jubilación de ex presidente con una pensión como viuda de otro ex presidente.

Estos ejemplos, recordados a mano alzada, no son los únicos que prueban que la vicepresidente goza del apoyo de, al menos, una parte considerable de lo que ella llama el partido judicial.­ Casi nadie le cree, aunque algunos finjan creerle. Pero lo peor es que finja haber sido “fusilada” por “una mafia” y un “estado paralelo”. Porque eso nos recuerda algo muy grave: el asesinato de Nisman. El cual, sí, fue consumado por una “mafia” encubierta por un “estado paralelo”. Y esto de “paralelo”, suena bastante benigno. 

La Prensa

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