Alberto Fernández debe esperar: el nuevo avión presidencial regresa a Dallas para un chequeo técnico

EL ARG-01, que sólo fue utilizado para el viaje de Sergio Massa y su comitiva a China, vuela hacia Dallas para una revisión que, según fuentes del sector, ya estaba programada

El presidente Alberto Fernández aún deberá esperar para estrenar su nueva joya mecánica. El polémico Boeing identificado como ARG-01, sucesor del avión presidencial Tango, vuela manso a Dallas. Nadie confirmó cuál es el objeto de la excursión. Sin embargo, LA NACION pudo saber que este viaje terminará en un taller de ubicado en ese estado norteamericano donde se realiza mantención a estas aeronaves.

El vuelo partió en la mañana de hoy, puntualmente a las 9.21, con destino a Dallas. Despegó desde el Aeropuerto Jorge Newbery y llegará aproximadamente a las 19 a la ciudad de Estados Unidos, donde estuvo estacionado varios meses mientras se le hicieron algunas reparaciones y lugar donde se lo repintó. También pasó por un aeropuerto de Salinas, en Kansas, antes de volar a la Argentina.

La duda que flota en el amiente aeronáutico es qué tipo de chequeo se le debe hacer al avión. Sucede que cuando se adquieren estas aeronaves, generalmente, hay una cláusula que establece que deben tenerse todas las revisiones programadas hechas y que no hay pendientes por una determinada cantidad de horas. “Siempre hay una cláusula que establece que debe estar libre de chequeos. Son demasiadas pocas horas para que ya haya que mantenerlo”, dijo una fuente que conoce la operación.

El avión presidencial ARG-01, rumbo a Dallas donde deberán hacerle un chequeo
El avión presidencial ARG-01, rumbo a Dallas donde deberán hacerle un chequeo

Sin embargo, el avión pintado celeste “crema del cielo”, tal el gusto de helado que fuera furor en los años noventa, apenas hizo un par de tramos cuando fue entregado. Además del vuelo cuando llegó a la Argentina, que desató la polémica por haber hecho un paso rasante sobre Aeroparque, fue a China, con varias escalas, en el viaje que llevó al ministro de Economía, Sergio Massa, y que tuvo como invitado de honor al diputado Máximo Kirchner.

Justamente, una de las principales críticas que se le hizo a la compra de este Boeing 757-256, un modelo fabricado en 2000, es que este tipo de aeronaves no pueden ser mantenidas en el país ya que ninguna aerolínea ocal las utiliza, además de que tampoco hay talleres autorizados. De cualquier manera, cierto tipo de chequeos suelen tener que hacerse en algunos lugares específicamente habilitados para eso.

“Desde que se lo retiró, voló aproximadamente 60 horas. Sin dudas que debe ser por algo que quedó pendiente en la entrega”, dijo una fuente del sector. Claro que, además, surge una segunda pregunta: “El tema a saber es quién paga este flete y este chequeo. La verdad, suena raro”, agregó otra fuente.

El sobrevuelo de la polémica, el 25 de mayo, cuando llegó al país
El sobrevuelo de la polémica, el 25 de mayo, cuando llegó al paísHernan Zenteno – La Nacion/Hernan Zenteno

La polémica por el tipo de avión

Ni ben se supo cuál era la familia de aviones que se había comprado, inmediatamente se escucharon las críticas. Varios especialistas comentaron que un Boeing 737 hubiese sido la mejor adquisición. Es verdad que el precio de mercado es mayor, pero también su precio de reventa y, además, es más económica la hora de vuelo. “Este tipo de aeronave gasta alrededor de US$8000 por hora, en vez de US$14.000 que es el costo aproximado del ARG-01.

Por otro lado, también se advirtió sobre la dificultad contar con este avión, al no haber similares en la flota nacional, hubiese sido preferible comprar alguno como los que cuentan Aerolíneas Argentinas y las Fuerzas Armadas, que incluso cuentan con simuladores de vuelo en el país como para capacitar los pilotos.

Pero no hubo caso, el Gobierno optó por este. Finalmente llegó en medio del escándalo. Viajó a China y ya regresa a Estados Unidos para un chequeo. Alberto Fernández va a atener que tener paciencia para disfrutar de sus dependencias privadas. Por ahora, para saber qué tan confortable es, le tiene que preguntar a Massa o a Máximo Kirchner.

Diego Cabot

Fuente: La Nación

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