“La radiación electromagnética y la covid-19 producen los mismos síntomas”, dice el ingeniero y experto en electromagnetismo, Asier Arregi

Todo parece indicar que va dirigido al control absoluto de los seres humanos.

La influencia negativa de los campos electromagnéticos en la salud humana es un tema que preocupa a un sector de la población cada vez más amplio. ¿Cómo podemos protegernos de la radiación electromagnética? ¿Existen soluciones a este problema? Para obtener respuestas solventes nos hemos puesto en contacto con el ingeniero Asier Arregi, T. S. en Prevención de Riesgos Laborales y experto en Salud del Hábitat a través de la geobiología, disciplina que implica el estudio de la influencia de los diversos factores medioambientales sobre nuestra salud: entre otros, calidad del aire, corrientes subterráneas, fallas de terrenos, materiales utilizados en la construcción, geopatías y campos electromagnéticos. Vamos a centrarnos en esto último, por ser un asunto candente sobre el que la ciudadanía no cesa de demandar información fiable.

Magdalena del Amo: Aunque los campos electromagnéticos se pueden utilizar de manera positiva, como la ‘terapia de campo electromagnético pulsado de alta intensidad’ y otras, me gustaría que nos centráramos en las frecuencias que influyen de manera negativa. Dando por sentado que somos seres eléctricos y magnéticos, ¿cómo influyen en nuestro equilibrio y en nuestra salud los campos electromagnéticos? ¿Debemos preocuparnos? ¿Existe un problema real o estamos exagerando?

Asier Arregi: Como bien dices, al ser seres electromagnéticos necesitamos los campos electromagnéticos naturales creados fundamentalmente por el Sol y la Tierra. Sus pulsos, frecuencias o latidos son necesarios para regular nuestros procesos biológicos (ciclo noche-día, radiactividad de fondo, frecuencias de Schumann, etc.).

Cuando tenemos contaminación electromagnética la primera afección suelen ser disturbios en la calidad del sueño nocturno, insomnio, dolores de cabeza, fatiga crónica, cambios en la temperatura corporal, afección en la sangre –efecto Rouleaux—, y si vamos a afecciones más graves estudiadas científicamente, problemas de fertilidad, perforaciones en la barrera hematoencefálica, alteraciones del sistema nervioso, roturas de ADN, alteraciones cardíacas y relación con agravamiento del cáncer.

En efecto, el problema es real y convendría tomar medidas de higiene electromagnética.

M. del A: Arthur Fistenberg, en su libro El arcoíris invisible, relaciona las diferentes etapas de la electrificación del planeta con la salud humana y, más en concreto, con las pandemias. ¿Cuál es su opinión al respecto?

A. A.: Mi opinión coincide con la tesis de Fistenberg y también con el trabajo de recopilación científica realizado porBeverly Rubiky Robert R. Brown, que evidencia la relación de las radiaciones electromagnéticas con la covid-19, comparando la sintomatología publicada en unos 250 artículos científicos. Realmente, una gripe es un sistema muy sofisticado que la maravilla de nuestro cuerpo utiliza para realizar una adaptación rápida a una nueva situación electromagnética, en la que se rompen muchas células y se crean fragmentos de ADN que pueden dar positivo en un test de PCR. Si tuviéramos un mínimo de afán científico aislaríamos a personas sin ningún tipo de contacto con otras, sanas, con PCR negativo, y las someteríamos a radiaciones a los límites legales para ver la sintomatología y posible cambio en el test de PCR.

M. del A.: Su respuesta me sugiere dos preguntas: la primera, ¿asegura que la PCR no detecta carga viral, como su propio inventor, Kary Mullis, había dicho?; y la segunda, ¿quiere decir que se adaptará la humanidad a estas radiaciones electromagnéticas? ¿Es, de alguna manera, una especie de selección “artificial”?

A. A.: El test PCR, a partir de 35 ciclos –incluso admitido por Fauci—, el porcentaje de falsos positivos está por encima del 80 %; en el caso de la covid-19 podemos afirmar que los falsos positivos son el 100%, ya que ni siquiera está el virus aislado y tampoco hay ninguna demostración de que un virus sea la causa de la enfermedad. Ocurre que una PCR, que no es un método de diagnóstico de enfermedad, tal como afirmaba y reafirmaba su inventor, dará más fácil positivo si hay más fragmentos sueltos de ADN en la muestra que se tome. Y los campos electromagnéticos provocan ruptura de ADN. En cuanto a si nos adaptaremos, continuamente estamos adaptándonos a nuevos campos electromagnéticos, nuevos tóxicos, nuevas condiciones ambientales. En algunos casos, el sistema no puede, colapsa y enferma.

M del A.: Cuando se habla de perjuicio para la salud, se hace una distinción entre la radiación ionizante y la no ionizante. Sin embargo, cada vez surgen más dudas y también más certezas de que ambas sean perjudiciales para la salud. ¿Qué piensa usted?

A. A.: Que ambas son absolutamente necesarias para la vida. Sin la radiactividad natural que proviene de la Tierra y la que viene del Sol tampoco podríamos vivir. Las alteraciones respecto de los ciclos y valores naturales a las que nuestra genética está habituada son las que generan el campo de cultivo para que surja el perjuicio para la salud. Y este perjuicio ambas radiaciones pueden producirlo, la ionizante y la no ionizante.

M. del A.: Dado que, en la actualidad, las alteraciones de los ciclos y valores a los que alude se están produciendo, ¿qué daños, en concreto, causa la radiación ionizante, y cuáles la no ionizante?

A. A.: Ambas radiaciones de forma natural son absolutamente necesarias para la vida. El peligro surge cuando se sobrepasan los valores a los que estamos adaptados y que además necesitamos en los diferentes mecanismos para la vida: generación de hormonas, vitaminas, ciclos internos, etcétera.

M del A.: Existe abundante información de científicos independientes sobre la influencia de las redes de telefonía móvil en los seres vivos y que usted acaba de citar: desde daños neuronales, infertilidad, alteración en los cromosomas, cáncer… y, sobre todo, de la red 5G y la red de satélites que orbitan alrededor de la Tierra, de la que los más pesimistas auguran que podría alterar incluso la frecuencia Schumann: ¿Es una exageración, o debemos tomar conciencia y protegernos?

A. A.: Sin duda, debemos tomar conciencia y protegernos. Es probable y sería deseable que muchas personas se adapten sin sufrir problemas aparentes, pero visto lo visto hasta ahora y con las investigaciones científicas encima de la mesa, otras muchas están ya sufriendo los efectos y la inmensa mayoría sin saber la causa.

M. del A.: También existe una preocupación creciente sobre la radiación de la luz azul del alumbrado público que se está implementando. ¿Considera que hay razón para estar en alerta?

A. A.: No tiene ningún sentido implementar este tipo de alumbrado, ya que la luz azul altera el funcionamiento de la glándula pineal y directamente la segregación de melatonina que es necesaria para una buena calidad de sueño nocturno.

M. del A.: ¿Por qué cree que se está haciendo todo esto? ¿Cree que es pura megalomanía o hay algo más que se nos escapa?

A. A.: Creo que estamos ante un ataque total al ser humano. Parece que quieren el control absoluto de lo que llaman “sheeple” (sheep + people), cuya traducción es borregos o sea, nosotros, la humanidad. ¿Por qué? Tampoco lo sé. Tal vez sea porque saben que hay muchas posibilidades de que se descubran las verdades sobre esto, de toda esta maldad, para una nueva era en la Tierra en la que triunfen los valores humanos. El Cielo en la Tierra.

M. del A.: ¿Cree que en todo este despliegue de avances tecnológicos, las autoridades deberían tener más en cuenta el llamado principio de precaución? ¿Por qué no se respeta o se rectifica, a pesar de los estudios concluyentes sobre los daños?

A. A.: Sin duda, el principio ALARA, con radiaciones tan bajas como técnicamente fuera posible debería ser obligado. La Resolución 1815 del Consejo del Parlamento Europeo debería ser de aplicación en Europa y en todo el mundo, con valores máximos de 0,2 V/m (o 100 μW/m²).

No es entendible la diferencia entre recomendaciones como la de esta resolución o el grupo de científicos de Bionitiative y los límites legales actuales. Estos límites se basan en una mentira que se repite en nombre de la ciencia, con método goebbelsiano, diciendo que las radiaciones ionizantes producen daño biológico solo por efecto térmico, y los demás estudios demostrando efectos biológicos por pares no son totalmente concluyentes.

M. del A.: ¿Cree que era necesario crear el “internet de las cosas”? ¿Aporta algo positivo?

A. A.: Es una tecnología que no hemos solicitado. Y todo parece indicar que va dirigido al control absoluto de los seres humanos. Todavía no sabemos ni utilizar miles de app-s útiles de la tecnología 4G y dirigidamente nos llevan a nuevas tecnologías que cada vez están más cerca del transhumanismo o la hibridación de las personas con tecnología digital, tal como dicen Yuval Noah Harari y Klaus Schwap en sus charlas del Foro de Davos.

M. del A.: ¿Le preocupa el transhumanismo y la rapidez con la que está sucediendo todo?

A. A.: Sí, y al que no le preocupe le invitaría a buscar alguna charla del señor Harari en el Foro Económico Internacional, o si no, de Sakhrat Khizroev, hablando sobre las nanopartículas magnéticas y la tecnobiología para hackear el cuerpo humano. Está también todo lo que se ha invertido en grafeno y otros nanocomponentes para su interacción con los campos electromagnéticos. Por todo lo que dicen y hacen parece que uno de los objetivos es el control absoluto de los humanos.

M. del A.: El científico de Silicom Valey, José Luis Cordeiro, habla sin ningún disimulo sobre el fin de la “era humana” y del cuarto cerebro denominado conectoma; Elon Musk arenga sobre la interface que nos conectará a la inteligencia artificial, tema que ya tienen resuelto. ¿Cuál es su opinión?

A. A.: También está Rafael Yuste, que estuvo en el proyecto Brain, de Columbia, con afirmaciones tan bárbaras ya en el 2017 como que habría que cambiar la carta de los derechos humanos incluyendo el derecho a la intimidad de lo que pensamos…

M. del A.: Vayamos a sus diseños: basándose en los circuitos oscilantes del ingeniero Georges Lakhovski, usted ha creado varios dispositivos de protección contra las corrientes electromagnéticas en los que, además, incorpora símbolos ancestrales, geometría solar y lunar, además de otros “secretos” de los maestros constructores del pasado. ¿Cómo surge la idea? ¿Fue una inspiración como ocurrió con otros creadores de terapias, como Edward Bach o el propio Rudolf Steiner, o a los iniciadores de la radiónica?

A. A.: La base es el conocimiento sobre los trazados reguladores de los antiguos maestros de obra que, gracias al enorme trabajo del recientemente fallecido Raymond Montercy, ha llegado a nosotros; por otra, están los circuitos oscilantes de Georges Lakhovsky, y luego, como bien dices, la inspiración. El primer diseño, el lauburu, surgió en una especie de sueño en el que veía cómo tenía que ser la geometría sutil del dispositivo con el núcleo con sección esférica hacia arriba, con un dodecágono, fractalidades de hexágonos, cuadrados, uniones de pentágonos y hexágonos, heptágonos, etcétera.

Y, finalmente, lo que más fuerza da a los dispositivos es la mezcla de minerales en nanopartículas y micropartículas que van en emulsión en los polímeros de los que se componen nuestros dispositivos, con el cuarzo como protagonista.

M. del A.: En GEOBIOTEK, aparte del asesoramiento y otros servicios, disponen hasta el momento de cuatro dispositivos: un colgante, una tarjeta personal, una pegatina para el teléfono móvil y una especie de esvástica –el lauburu, que significa cuatro cabezas en euskera—. ¿Puede hacernos una descripción de cada uno, sus propiedades y cómo utilizarlos? Empecemos por el lauburu…

A. A.: El lauburu es el primer diseño, en principio, creado para buscar puntos en el suelo y mejorar alteraciones telúricas; luego vimos que, como posavasos, mejoraba energéticamente el agua, alimentos… En pruebas de cristalización sensible hemos descubierto que tanto en un agua con muchos meses embotellada en plástico y en vinos biodinámicos con varios días de oxigenación con la botella abierta, los líquidos vuelven hacia su orden natural, mejorando las cristalizaciones y pareciéndose cada vez más al agua recién salida del manantial o al vino con la botella recién abierta. A partir de diez minutos empieza a notarse cambio de sabor. Finalmente, estarían los usos sobre el cuerpo, por ejemplo, en los chakras o en distintas técnicas que pueden combinarse con otras que ya usan diferentes profesionales.

La pegatina del móvil surge al combinar la geometría del lauburu con un nuevo diseño basado en los circuitos oscilantes de Lakhovsky. No necesita grandes instrucciones. Se pega en la parte posterior del móvil; puede ir fuera en la carcasa y aunque recomendamos colocarlo en el centro, funciona en cualquier posición. Interactúa con la señal electromagnética artificial, modulando y aportando a estas formas biológicamente aceptables.

El colgante es el mismo circuito que ajustándolo bien (por eso lleva cuerda corredera) en la zona del chakra del corazón refuerza nuestro campo energético pudiendo nuestro propio campo realizar esta modulación.

La tarjeta personal tiene un diseño más avanzado: combina cobre con estaño, y lleva una funda de cuero cuyo fin no es decorativo. Cumpliendo con el principio de Wilhelm Reich, de alternar materia orgánica-inorgánica-orgánica, de generación de orgón, suaviza su efecto y lo hace biológicamente más aceptable para llevarlo todo el tiempo en un bolsillo o bolso cerca del cuerpo, cuando se va a ciudades o lugares muy contaminados.

M. del A.: Antes de salir al mercado, ¿cuánto tiempo testan los dispositivos para comprobar que, realmente, son eficaces?

A. A.: Con el primero estuvimos un par de años, haciendo muchas pruebas, análisis de sangre en microscopio de campo oscuro, cristalizaciones sensibles, pruebas de cata, pruebas en el cuerpo…

Con la pegatina del teléfono móvil hicimos una prueba en agua, viendo cómo un agua de calidad con dos minutos de llamada de telefonía móvil, entonces 4G, la estructura de cristalización sensible se dañaba mucho, y repitiendo el experimento con el mismo móvil y la pegatina puesta el agua mantiene su estructura intacta. Luego lo han probado quince personas electrosensibles prolongando muy sensiblemente el tiempo de uso sin sintomatología.

Estamos en continua investigación. Seguimos un protocolo con la GDV-Biowell, sacando foto Kirlian de los dedos y observamos que tras seis minutos de exposición al teléfono móvil baja la energía de ciertos órganos en más del 70% de los casos, muchas veces riñones y vejiga. Y con la pegatina puesta se mantienen bien.

Antes de sacarlos al mercado los hemos probado entre dos años los primeros prototipos y seis meses los últimos.

M. del A.: ¿Estos dispositivos protegen de todo tipo de frecuencias? ¿Microondas, ELF, ondas escalares o incluso las aspersiones de la geoingeniería y otros proyectos del HAARP?

A. A.: Los experimentos, básicamente, los hemos hecho con radiaciones electromagnéticas entre 300 MHz y 3,5 GHz. Con otras frecuencias tenemos algunos buenos testimonios positivos y tenemos proyectos para seguir investigando con más frecuencias.

M. del A.: ¿Existe alguna contraindicación? Por ejemplo, mujeres embarazadas, niños, personas con marcapasos, audífonos u otro tipo de prótesis.

A.A.: No hemos detectado ningún tipo de contraindicación hasta el momento. Los protectores de colgante y tarjeta personal recomendamos no usarlos en situaciones sin radiación electromagnética para optimizar su efecto. Lo ideal es que el lugar donde dormimos no esté contaminado, y dormir sin dispositivos (aunque sabemos de muchos usuarios que duermen con el Lb100 debajo de la almohada, con lado negativo hacia arriba).

M. del A.: Me gustaría emplazarlo en otra oportunidad para que nos hable de radiestesia, geopatías, líneas Hartmann, puntos cáncer, vórtices energéticos y otros aspectos de la salud ambiental.

A. A.: Por supuesto, a vuestra disposición. Será un placer. Muchas gracias.

www.lau-buru.com

www.geobiotek.com

Magdalena del Amo
Psicóloga, periodista y escritora

Fuente: Periodista Digital

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