El cuadrito de la deuda que Macri eligió para regresar con todo a la campaña

El ex presidente volvió al país dispuesto a apuntalar la campaña de los candidatos de Juntos por el Cambio. Cómo impactó en la dirigencia opositora su nueva instalación en la arena política. Cuáles son los ejes de su estrategia para recuperar protagonismo.

Por Silvia Mercado

En una esquina estaba el intendente Néstor Grindetti, adentro su jefe de gabinete, Diego Kravetz, más allá el candidato Diego Santilli y su primo, el legislador Agustín Forchieri, y cerca de una ventana se lo vio a Felipe Miguel, mano derecha de Horacio Rodríguez Larreta. Martes de una mañana soleada en Tabac y un único tema de conversación en las mesas ocupadas por dirigentes del PRO: el reportaje que la noche anterior dio Mauricio Macri al periodista Joaquín Morales Solá.

Como sucede en las mejores familias, había cierta preocupación en torno a qué podía hacer y decir el ex presidente al regreso de su larga estancia en Suiza, donde quedó varado durante un mes y medio por el abrupto cierre de las fronteras que implementó el Gobierno, complicando el regreso de los argentinos.

Cuando se fue a presentar su libro a Madrid, a fines de junio, cuatro semanas antes del cierre de las listas, el espacio era un volcán en ebullición. Alcanzó a reunirse con Rodríguez Larreta, a quien le hizo pedidos específicos para incluir en Ciudad y Provincia, mantuvo un encuentro superficial con María Eugenia Vidal en “Los Abrojos”, y se fue. Ya varado, intervino como pudo en el armado de Córdoba y, al volver, avisó a los socios principales de Juntos por el Cambio que daría una entrevista apenas estuviera habilitado.

Exactamente el día que se venció el período de aislamiento, Macri se trasladó a sus oficinas de Acassuso, revisó el material que le prepararon sus asesores junto a su vocero, Gustavo Gomez Repetto, y se dispuso a esperar a Joaquín Morales Solá, que llegó cinco minutos antes de empezar a grabar la charla, por el intenso tránsito que había sobre la avenida Libertador.

“Vi que la condición de varado lo rejuveneció, seguramente por el descanso“, le dijo Morales Solá a El Cronista al día siguiente. Justamente, el periodista le había preguntado si estaba dispuesto a jubilarse, como alguno de los dirigentes opositores se lo pedían: “no tengo la edad todavía”, contestó rápidamente. Y buscó remarcar su sentimiento frente la Argentina que no para de hundirse cuando expresó que “sé que no me voy a ir de este mundo sin ver el renacimiento de nuestro país, y aún con bastón seguiré ayudando”.

Pero el centro del reportaje, lo que básicamente quería hacer Macri, era contestar el eje del relato oficialista sobre la deuda que tomó con el FMI. “Nosotros somos flojos en defendernos, pensamos que la ciudadanía no va a creer las cosas que dicen de nosotros y no trabajamos argumentos para contrarrestar lo que se dice”, dijo un diputado que trabajó en la argumentación. Un dirigente del entorno macrista agregó que “nuestra marca es construir nuestra propia agenda, pero todo tiene un límite y Mauricio quiere salir a poner punto final a ese argumento falaz“.

Como hace ella (Cristina) o el Presidente, yo también traje un cuadrito“, expresó Macri. Y mostró a cámara el monto total del endeudamiento del segundo gobierno de Fernández de Kirchner, incluyendo deudas por juicios ante CIADI y el Plan Gas, que llevó la deuda que se tomó en ese período a 17.6 miles de millones de dólares en promedio anual. “En cambio, en mi gobierno solo se tomaron 12 mil millones de dólares en promedio anual”, destacó.

Es que para Macri “lo que nadie toma en cuenta es que nosotros recibimos un déficit presupuestario de 6 puntos que financiamos con la deuda, por eso le dejamos a Alberto Fernández un déficit 0”. “En cambio, Cristina recibió superávit y nos dejó a nosotros el déficit que tuvimos que financiar en medio de un cambio de clima global cuando ya no había otras alternativas”, puntualizó.

En el núcleo duro opositor, el cuadro funcionó muy bien. Se cuenta que varios candidatos de Juntos por el Cambio están pidiendo “esa letra” para usarla en los debates que empezarán a generalizarse más cerca de la fecha de eleciones. “La gente no nos pregunta sobre la deuda, es una discusión para militantes, pero es bueno tener argumentos para contrarrestar”, explicó una dirigente de la CC, partido más cercano al PRO en esta campaña que la UCR.

Mientras tanto, en el búnker de Santilli ya están viendo cuándo sumar a Macri a la campaña. Sería la semana próxima, cuando el candidato visite Tandil o Junín, aunque todavía no tiene la fecha cerrada. Hasta ese momento, el ex presidente quiere dedicarse a trabajar en un nuevo diseño de fiscalización que garantice la limpieza de los comicios en la provincia de Buenos Aires, la obsesión que le quita el sueño.

Fuente: El Cronista

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