Cazaba ilegalmente el mexicano muerto por un búfalo

El cazador extranjero que falleció producto de las heridas provocadas por un búfalo asiático al que intentaba ultimar en un campo de Gualeguaychú no contaba con la licencia correspondiente para realizar la actividad en Entre Ríos, según la documentación oficial a la que accedió ERA Verde.

La empresa de turismo aventura que le prestó el servicio a él y sus tres acompañantes, JRF Agro SRL, tampoco cuenta con registro para el servicio de caza de animales de gran porte y el campo donde se produjo la tragedia, Punta Caballo, no está habilitado como coto para la caza de estas especies exóticas, lo que encuadra la situación en una serie de irregularidades de práctica furtiva. Según trascendió, el fallecido, Mario Alberto Canales Najjar, titular de la Federación Mexicana de Caza y Tiro, realizaba una temeraria modalidad donde se azuza al animal para que una vez enfurecido embista a su atacante y en esa carrera se le de muerte. Por alguna razón el búfalo cayó con un disparo y Canales Najjar se descuidó; el mamífero se recuperó y volvió a arremeter contra el cazador que no pudo escuchar la voz de alerta de su guía porque tenía sordinas para protegerse del ruido de las detonaciones.

La noticia causó repercusión internacional. Una tragedia en un rincón de difícil acceso y comunicación a unos 50 kilómetros al sur de la ciudad de Gualeguaychú. Y un hecho impensado: un experto cazador, encumbrado integrante de organizaciones de cacería y promotor de la práctica “responsable, legal y ética como un medio de conservación” –tal como lo definieron en su obituario–, murió producto tal vez de un descuido mientras practicaba la cacería furtiva en Entre Ríos. Un búfalo asiático, de origen hindú, lo embistió luego de ser alcanzado por un disparo que le propinó con un arma larga. El animal de unos 1.100 kilos de peso en un principio se derrumbó, pero luego recuperó fuerzas y volvió a acometer y lo topeteó varias veces causándole heridas que luego provocaron la muerte del hombre de 64 años.

El hecho se produjo hacia el mediodía del viernes 7 de octubre en el paraje Costa Uruguay Sur del departamento Gualeguaychú, en el establecimiento Punta Caballo, donde llegaron provenientes desde México Mario Alberto Canales Najjar, Franco M. Fernández, Jorge López Ventura y  Esteban Larragain González. En plan para el fin de semana largo era una excursión de caza de búfalo organizado por la empresa de turismo aventura JRF Agro SRL, cuyo gerente es Juan Veronesi, quien prestó el servicio para los extranjeros, según consta en los permisos de caza abonados el 2 de octubre en el puesto de Brazo Largo que posee la Dirección de Fiscalización provincial. Las habilitaciones fueron expedidas con vigencia desde el 6 al 10 de octubre y se pagó 4.400 pesos por cada permiso. En los recibos a los que tuvo accedo ERA Verde también figura Manuel H. Meroneo Gómez, que finalmente no llegó a la Argentina, por lo cual la cacería se compuso finalmente de cuatro turistas.

De acuerdo a las investigaciones en curso, en esta documental se encuentra la primera irregularidad de la expedición con desenlace fatal. Las habilitaciones tramitadas por JRF Agro SRL corresponden a permisos para la caza menor, no para búfalos. La caza menor está permitida todo el año para palomas y loros que son considerados plagas para los cultivos, así como las especies permitidas por temporada como patos, perdices y liebres, que en el caso de Entre Ríos fueron prohibidas este año por resolución judicial.

Para la caza mayor, según la resolución vigente Nº 097/22, rige una tarifa de $7.920 “para extranjeros (3 días) en campos que no son cotos de caza”, se señala en el artículo 1º que detalla el canon por categorías. La tarifa abonada por JRF Agro SRL en nombre de los mexicanos de $4.400 corresponde a “permiso para residentes de otros Países (5 días)” en la categoría Caza Deportiva Menor, según se especifica en la misma normativa.

Por otra parte, si se hubiese tramitado un permiso para la caza mayor, la resolución Nº 1.425/16 que la regula, encuadra para tal caso a las especies de Ciervo Axis (Axis Axis), Antílope Negro (Antiplope Cervícapra) y Jabalí (Sus Scrofa), según se especifica en el artículo 2º de la mencionada norma. En este listado no se encuentra el Bufalo (Bos Bubalus).

Se regula la caza del búfalo junto con el Antílope Negro (Antílope Cervicapra), el Ciervo Dama (Dama Dama), el Axis y el Jabali en la resolución Nº 287/94 de la Dirección de Recursos Naturales. En la misma se autoriza que se pueda abatir estas especies a “predios rurales” inscriptos, tal como se denomina a los cotos de caza. Asimismo, el decreto 2.851/92 crea “un registro de personas físicas y jurídicas que como empresa, organicen excursiones de caza deportiva en la Provincia, la caza deportiva comprende las especies perjudiciales para los cultivos que resulten de interés para esta actividad y las especies silvestres en la temporada, zonas y cantidades  que anualmente se habiliten, previamente a la cacería, la empresa responsable debe presentar la nómina de cazadores que integren cada contingente y obtener los correspondientes permisos transitorios para los cazadores”. Y en el artículo 5º del decreto se faculta a la Dirección de Fauna y Flora a que designe “guías que acompañen las excursiones”, comisionando “personal de inspección bajo su dependencia”, quedando a cargo de las empresas “los gastos que demande el traslado y estadía de las personas comisionadas por el tiempo que dure la excursión”. En ninguno de estas dos prescripciones, inscripción y comisión de inspectores, se ajustó el caso de referencia.

Punta Caballo no cuenta con un registro como coto de caza en la provincia. Sí se señaló que este campo supo estar inscripto para desarrollar la actividad junto con ARR de Maciá, en Raíces al Sur del departamento Tala y La Medalla Milagrosa del departamento Uruguay, pero actualmente “no hay cotos de caza autorizados en la provincia”, sostuvieron distintas fuentes oficiales.

A esta cadena de irregularidades se suma otra. JRF Agro SRL está habilitada para operar como empresa de “turismo aventura”, tal como se denomina al servicio para la caza menor. No estaría autorizada para trabajar como prestataria de caza mayor, según se indicó extraoficialmente. Para poder brindar esta asistencia se deben reunir un estricto protocolo de requisitos respecto a la tenencia, transporte y uso de armas y municiones de grueso calibre que se necesitan para matar animales de gran porte y en este caso tampoco contaría con los permisos correspondientes la firme interviniente.

“Los cazadores no tenían habilitación para caza mayor, la empresa no estaba autorizada para operar con caza mayor y el campo no estaba declarado ni habilitado como coto de caza”, resumió un experto consultado que enumeró la cadena de irregularidades.

Es por este motivo no se dudó en describir los acontecimientos que rodearon la muerte del cazador mexicano como “caza furtiva”, según se desprende del artículo 11º de la Ley Provincial de Caza Nº 4.841 que lo considera así a “toda persona que practique la caza sin observar las disposiciones legales que reglamentan esta actividad”.

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MOMENTO FATAL

De acuerdo a cómo ha ido reconstruyendo el momento fatal por la investigación judicial a cargo de la fiscal Martina Cedrés, pasadas la hora 13 del viernes 7 de octubre, Mario Alberto Canales Najjar junto a su guía se acercaron a un ejemplar de búfalo de los aproximadamente 300 ejemplares que pastan salvajes en las 5.000 hectáreas de Punta Caballo. Divisó al animal y efectuó un primer disparo de un fusil 458 Winchester Magnum (WM) con mira holográfica calibrada a 70 metros. Se trata de arma a repetición manual con 5 disparos. El búfalo al ser alcanzado case arrodillado y fue en ese momento que el experto cazador se habría distraído. Algunas hipótesis señalan que buscando su teléfono celular para tomar un registro del momento, pero el dispositivo móvil no habría sido encontrado hasta el momento, según trascendió de las indagaciones llevadas hasta el momento.

Fue así que Canales Najjar perdió de vista al búfalo que recuperó fuerzas, se levantó y arremetió con toda su furia contra el agresor. El guía que acompañaba al turista extranjero dio aviso de la situación para ponerse a resguardo, pero aparentemente el mexicano tenía colocado sordinas para proteger sus oídos de los potentes disparos del arma que portaba, pero ya fue tarde. El animal lo embistió repetidas veces de tal manera que le produjo heridas graves. Primero lo tendió en el piso de un topetazo y luego lo golpeó con su cabeza en el pecho y abdomen. El guía en esos instantes el guía tomó el arma y descargó todas las municiones que quedaban dando finalmente muerte al búfalo.

Canales Najjar fue asistido por sus compañeros y personal de la empresa de turismo aventura, pero el pedido de auxilio sanitario se dificultó porque en el lugar no hay señal para comunicación con celulares.  Uno de los mexicanos tenía un dispositivo de telefonía satelital con el cual tomó contacto con un aeroclub de la República Oriental del Uruguay que a su vez retransmitió con un aeródromo de Argentina que envió un servicio privado de ambulancias. Cuando llegó el servicio médico particular y luego personal de la Dirección de Prevención de Delitos Rurales de la Policía el cazador ya había fallecido.

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Fuente: Era Verde

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