Este jueves 18 de noviembre, el Prof. Juan José Rossi, brindará una charla denominada “Luisa Pereyra: Testimonio de su Cultura y Arte. Homenaje a una ceramista de origen Chané”.

La misma estará destinada a docentes, estudiantes de la carrera docente, estudiantes del nivel secundario, y público en general. Será en el Centro Cultural Municipal, a las 20:30 horas.

Posteriormente, el viernes 19 de noviembre, a la hora 10, se realizará la entrega de libros, de autoría del Prof. Rossi, a escuelas secundarias de la ciudad. Luego, a las 10:30, Rossi brindará, nuevamente, la charla titulada “Luisa Pereyra: Testimonio de su Cultura y Arte. Homenaje a una ceramista de origen Chané”, en el Centro Cultural. En este caso, para estudiantes del nivel secundario quienes, también, deben inscribirse previamente.

Luisa Pereyra

Nació el12 de octubre de 1892, y, aquel día, como en todo nacimiento entre los chané-chiriguano, resonaron penetrantes melodías y cánticos en idioma tupí-guaraní; idioma milenario de nuestra tierra para el que las palabras se transforman en hechos, en regocijo, respeto y solidaridad. Expresaban, para la beba Luisa, crecimiento desde sus raíces ancestrales, felicidad y sabiduría en el contexto de su comunidad Tuyunti, cuyos orígenes se pierden en el tiempo y en la inigualable belleza del Caribe, su cuna originaria, en la tierra fértil y generosa de arahuacos que hoy, después de 500 años, viven entre nosotros.

Luisa creció en Tuyunti libando el polen y la savia de sus ancestrales culturas, la chané-arahuak y la guaraní-chiriguano que, desde hace más de 600 años, coincidieron en el mismo territorio hoy argentino-boliviano, en Salta y Tarija. Fue una mujer de “bajo perfil”, no deslumbró para existir, simplemente “fue en su comunidad” con sus propias características. Allí formó pareja; tuvo hijos, nietos, bisnietos y tataranietos que siempre brindaron tibieza a su larga existencia y que todavía recorren su andar apacible y firme en medio de una humanidad, aunque emergente de la misma tierra en la que floreció Luisa, continúa discriminándolos ciegamente.

Luisa más allá de sus cualidades humanas, fue testigo de sus propias convicciones y de las de su pueblo chané. Un 12 de octubre de 1992 (de hace 29 años), cuando se cumplían 500 de la irrupción, se durmió para siempre en su Ivy Mära Ey, la Tierra sin mal de los guaraníes.

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