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Cambios en el cielo y el clima: tormentas con luces inusuales, lluvias que dejan residuos y granizos con formas imposibles.

Cambios en el cielo y el clima: tormentas con luces inusuales, lluvias que dejan residuos y granizos con formas imposibles.

Cambio climático: Estamos siendo testigos de un cambio natural o de un experimento global?


Por FM del Este Chajarí | Programa “El Despertador”

Román Balla: “El cielo nos está hablando, y no lo estamos escuchando”

En su paso por los micrófonos de El Despertador, el ingeniero agrónomo Román Balla expuso un análisis que invita a mirar hacia arriba con otra conciencia. Según el especialista, en los últimos años se han registrado cambios visibles en el comportamiento del cielo y del clima: tormentas con luces inusuales, lluvias que dejan residuos metálicos y granizos con formas imposibles.

“Hace 30 o 40 años no existían estos fenómenos. Lo que observamos hoy tiene componentes que no son naturales”, afirmó.


Escuchá la entrevista completa al Ing Agrónomo Román Balla


Análisis de lluvia: la huella química del agua

El punto más fuerte de su exposición surge de los estudios realizados sobre muestras de agua de lluvia, especialmente los llevados adelante por el Dr. Leonardo González Bayona, con quien Balla mantiene contacto técnico.

Por un lado, el doctor Bayona realizó durante los últimos meses del año pasado un estudio químico de lluvias recolectadas en distintas localidades. Al evaporar las muestras, identificó la presencia de aluminio, bario, zinc, estroncio, galio, litio, boro, cobre, cromo, titanio y arsénico. Algunos de esos elementos aparecieron en concentraciones notoriamente elevadas, como el aluminio —que superó los 20.000 miligramos por kilo— y el bario, con 372 miligramos por kilo.

“El arsénico se encontró cuatro veces por encima del promedio natural de la corteza terrestre. Esa es una alerta ambiental seria, porque el arsénico es bioacumulable y afecta tanto la salud humana como la vegetación”, señaló Balla.

Por otro lado, el ingeniero llevó a cabo en abril de este año sus propios análisis sobre muestras de hielo recolectadas en las localidades de Funes y Casilda, donde se observaron formaciones de granizo que no se derretían fácilmente.
“Las piedras tardaban más de 24 o 36 horas en descongelarse. Eso indica una alteración en la composición del agua. Los análisis mostraron la presencia de sulfatos y nitratos en niveles muy por encima de los normales, lo que explica su resistencia al derretimiento”, explicó.

Según el profesional, estas observaciones permiten inferir que el agua de las precipitaciones recientes “no es agua natural”, sino que contiene sales y compuestos químicos que modifican su comportamiento físico.

Luz que calienta distinto

El especialista explica que ciertos materiales en suspensión pueden alterar la forma en que la luz solar atraviesa la atmósfera, convirtiendo parte del espectro visible en radiación infrarroja, es decir, calor. “Hoy el sol quema distinto, incluso en días templados. Puede deberse (o se deben) a materiales con propiedades ópticas no lineales que amplifican la radiación”, señaló.

Entre los compuestos mencionados por Balla se encuentran titanato de bario, niobato de litio, borato de bismuto, fosfato de titanio y potasio, todos materiales con capacidad para modificar la longitud de onda de la luz y que se emplean en aplicaciones ópticas industriales.

Granizo con formas inusuales

Otro fenómeno que el ingeniero considera evidencia de alteración atmosférica es el granizo irregular.

“Las piedras ya no son redondeadas. Tienen aristas, formas de tridente o cuernos. Eso ocurre cuando el agua se congela alrededor de una partícula con forma definida, como un microcristal o nanomaterial”, explicó.

El hecho de que algunas piedras tarden más de 24 horas en derretirse sería, según Balla, una señal de la presencia de sales o sulfatos que modifican el punto de congelación del agua.

La Tierra como organismo vivo

Más allá del aspecto técnico, la mirada de Balla tiene un fuerte componente ambiental y humanista. “La atmósfera, los océanos y la tierra forman un solo organismo vivo. Cuando alteramos su equilibrio químico, la naturaleza intenta compensarlo con fenómenos extremos: más tormentas, más vientos, más lluvias repentinas”, reflexionó.

Para el ingeniero, el planeta está respondiendo a un proceso de desequilibrio inducido, en el que intervienen tanto las emisiones industriales como posibles prácticas de geoingeniería. “Si el aire está saturado de metales y sales, la radiación solar cambia, los suelos se alteran y las plantas dejan de realizar la fotosíntesis con normalidad. En definitiva, estamos modificando la base de la vida”, concluyó.

Una advertencia para todos

El mensaje de Román Balla trasciende lo científico. Es una llamada a la conciencia. “La Tierra busca su equilibrio, pero todo lo que arrojamos al aire regresa: en forma de agua, de polvo, de alimento. Escuchar al cielo es escucharnos a nosotros mismos”, dijo al finalizar la entrevista.

Entrevista en “El Despertador” – FM del Este 100.5
Conducción: Beto Marsilli


 

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