Domingo Cavallo tenía razón
El padre de la Convertibilidad, insiste con que el Gobierno debe acelerar el ritmo de la devaluación del peso para evitar una crisis cambiaria.
El Diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo. Hace tiempo ya y de manera reiterada que Domingo Felipe Cavallo, el padre de la Convertibilidad, insiste con que el Gobierno debe acelerar el ritmo de la devaluación del peso para evitar una crisis cambiaria. Sus palabras chocan contra el portón libertario, por ahora cerrado.
Considerado por el presidente de la Nación, Javier Milei, como el mejor ministro de Economía de la historia, Cavallo ha vuelto sus cañones contra la política monetaria que ensaya el Banco Central. No le gusta. El tiempo terminó por darle la razón, como si fuera un oráculo ancestral o un viejo visionario.
Desde su blog personal, algo así como una plataforma de lanzamiento de misiles, el cordobés de San Francisco aseguró un puñado de meses atrás que si no se aceleraba el ritmo devaluatorio mensual -hoy en el 2%-, se atrasaría el tipo de cambio, se fortalecería el peso y los productores agropecuarios no tendrían motivación alguna para vender la cosecha. Dicho y hecho.
El problema no son los precios sino la falta de incentivos, comentó hace una semana el economista Salvador Distéfano al ser consultado sobre cuál es la razón por la cual abundan los silobolsas repletos de granos en los campos argentinos. Un colega suyo resumió como nadie el espíritu del chacarero: “Siempre esperan una buena cosecha y una devaluación”.
Los pronósticos de Domingo Cavallo se hicieron realidad la última semana cuando el dólar tomó carrera y dio un brinco que encendió las alarmas en el panel de control gubernamental. Algo de este escenario de zozobra no cerraba en la teoría libertaria. ¿No era que tras la aprobación de la Ley Bases todo iba a ser más sencillo?
Sin los dólares del agro todo indica que el segundo semestre será cuesta arriba. Si en el primera parte del año se navega viento a favor gracias a las divisas que naturalmente liquida el agro, en la parte final, cuando este recurso merma, todo se vuelve más tortuoso. Es por eso que ese intangible llamado mercado, desconfía.
Cepo mediante, la válvula de escape para la demanda de dólares es el mercado paralelo y el bursátil. Los dos se vieron sacudidos por un alza pronunciada en los últimos diez días, adjudicada también al efecto temporal del cobro del aguinaldo.
Pertinaz, el equipo económico confirmó que continuará con la política de micro devaluaciones del peso al 2% mensual y que no ensayará ningún salto abrupto del tipo de cambio.
Teme con razón el impacto en el proceso inflacionario, al que logró moderar a fuerza de postergar una variada serie de aumentos en precios clave como los combustibles y los servicios.
Por lo pronto, las consultoras privadas proyectan que la inflación de junio -se dará a conocer el próximo viernes- cerrará en torno al 5,4%. Más allá del incremento, luego del 4,2% de mayo, los economistas ponen la lupa sobre la inflación núcleo, que en el sexto mes del año habría retrocedido 0,8 puntos porcentuales.
MINGO DIXIT
Desde su blog personal, Mingo Cavallo traza la hoja de ruta. No estamos seguros, a esta altura de las circunstancias, que Milei siga mirándolo con el mismo cariño de antes. Las críticas hacen mella en el alma sensible del jefe de Estado.
Cavallo explica:
* “El equipo económico no muestra apuro por remover las restricciones cambiarias tanto al comercio como al movimiento de capitales porque teme que de hacerlo podría producirse un salto cambiario capaz de desestabilizar nuevamente la macroeconomía”.
* “El staff del FMI, la mayoría de los economistas profesionales ortodoxos y los inversores en bonos y acciones argentinos, aun cuando valoran y ponderan el ajuste fiscal que generó fuertes superávits en el primer semestre, no parecen compartir esta estrategia del gobierno y esperan cambios importantes en las políticas cambiaria y monetaria”.
* “La idea de avanzar hacia un nuevo sistema monetario con competencia entre el peso y el dólar que reiterativamente anuncia el presidente Milei se postergaría, al menos hasta el año 2025, para completar la transformación de los pasivos remunerados del Banco Central en deuda del Tesoro”.
* “El mayor riesgo de la continuidad de la política cambiaria y de la postergación de la liberalización del segmento financiero del mercado cambiario radica en la pérdida de reservas”.
* “En la medida que los mercados adviertan la relevancia de estos riesgos, aumentarán las expectativas de un fuerte salto devaluatorio en el mercado oficial. A medida que pase el tiempo, la expectativa ya no será de un tenue aumento de la tasa de crawl sino lisa y llanamente de una fuerte devaluación. Difícilmente la tasa de interés positiva pueda aventar esta expectativa”.
* “En mi opinión, la mejor opción para el gobierno es que en lugar de pelearse con el FMI, preste atención a la sugerencia implícita en el último informe del staff y cuando esté en condiciones de reducir el impuesto país del 17,5% a 7,5%, ajuste el tipo de cambio oficial un 10% y elimine la derivación al mercado CCL del 20% de los ingresos por exportación. Con estas medidas se asegurará la compra de todo el saldo de la balanza comercial”.
LA VIDA REAL
Más allá de la mesa de arena adonde los monetaristas ensayan sus movimientos, está la economía real. El panorama allí es complejo. El sector productivo está bajo cero y ya comienzan a advertirse señales en torno al crecimiento del desempleo.
La fuerte desaceleración de la obra pública ha hecho lo suyo, fogoneando la recesión. El sector más afectado es la Construcción que en mayo presentó una caída interanual del 32,6%, aunque encadenó su segunda mejora mensual consecutiva al trepar 6,2% versus abril. ¿Hay un atisbo de recuperación? “Por tercer mes consecutivo recuperamos los niveles de despachos de materiales. Estamos observando una mejoría gradual, luego de varios meses de una profunda contracción. Vemos esto como una tendencia positiva. Creemos que el regreso del crédito y de las 12 cuotas sin interés está contribuyendo a la recuperación de la demanda”, explicaron desde el Indice Construya.
El otro sector que la está pasando mal es la Industria. En este caso, según datos del Indec, se retrajo 14,8% con respecto a un año atrás, y -0,2% en la comparación contra abril.
La mala relación con Brasil, el principal socio comercial de la Argentina, tampoco puede soslayarse. De acuerdo a datos de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), el comercio bilateral entre ambos países fue de u$s 1.969 millones en el sexto mes del año, un 31,6% inferior al valor obtenido en igual período de 2023.
Claro que la política no acompaña. El presidente Milei confirmó que mañana lunes estará en Brasil, pero no para encontrarse con Lula sino con Jair Bolsonaro. Desdeñará así la invitación para participar de la reunión del Mercosur que tendrá lugar en Paraguay.
En medio del ruido financiero y la recesión, el Gobierno diseña el borrador del presupuesto para el 2025, que presentará en el mes de septiembre ante el Congreso de la Nación. Estima que el dólar cerrará este año en $ 1.016 y que la inflación será del 130%.
El documento proyecta un derrumbe de 3,5% de la economía y anticipa el fin del Impuesto PAÍS para el año próximo. ¿Cuánto crecerá el PBI? No se sabe. Sólo subraya que la presión tributaria pasaría de 21,61% en el año 2024 a 21,16% en 2025.
El Gobierno necesita dólares, que el campo aún no vende, y tiempo, que tampoco tiene. Aprobada la Ley Bases, pone en juego su credibilidad. Prometió en campaña las reformas que revolucionarán a la Argentina. La ejecución de una transformación histórica, el despegue definitivo. Su electorado todavía está esperando.
Gustavo García
@gustavofabian / La Prensa
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