Consejo de María Sabina, Indígena, Poeta, Mexicana

Consejo de María Sabina, Indígena, Poeta, Mexicana

Cómo tantas veces la sabiduría ancestral nos hace abrir el corazón hacia la naturaleza y nosotros mismos, queremos compartirles un poema de María Sabina, poeta mexicana.

“Cúrate mijita, con la luz del sol y los rayos de la luna.

Con el sonido del río y la cascada.

Con el vaivén del mar y el aleteo de las aves.

Cúrate mijita, con las hojas de la menta y la hierbabuena, con el neem y el eucalipto.

Endúlzate con lavanda, romero y manzanilla.

Abrázate con el grano de cacao y un toque de canela.

Ponle amor al té en lugar de azúcar y tómalo mirando las estrellas.

Cúrate mijita, con los besos que te da el viento y los abrazos de la lluvia.

Hazte fuerte con los pies descalzos en la tierra y con todo lo que de ella nace.

Vuélvete cada día más lista haciendo caso a tu intuición, mirando el mundo con el ojito de tu frente.

Salta, baila, canta, para que vivas más feliz. Cúrate mijita, con amor bonito, y recuerda siempre…

¡Tú eres la medicina!!

Tomado de la red social Facebook

María Sabina fue una indígena mazateca nacida en 1894 en la población de Huautla de Jiménez ubicada en la sierra mazateca a una distancia de 254 kilómetros de la capital del estado de Oaxaca.

Sus padres se llamaban María Concepción y Crisanto Feliciano. Su padre, que era agricultor, murió cuando María Sabina tenía tres años, por lo que junto con su madre y su hermana María Ana, dos años menor que ella, fueron a vivir al lado de sus abuelos maternos de nombres Manuel Cosme y María Estefanía, quienes se dedicaban a la cría del gusano de seda y la agricultura tradicional. Durante su niñez María Sabina vivió en extrema pobreza y en condiciones de desnutrición. No recibió educación formal y se dedicó a realizar las actividades agrícolas y de cría de ganado que le encomendaban sus abuelos.

Fue convertida en una celebridad nacional e internacional, sobre todo entre las personas que pugnan por el uso legal y abierto de sustancias psicoactivas

luego de que sus conocimientos tradicionales sobre el uso ceremonial y curativo de los hongos alucinógenos, fueran difundidos por el banquero y micólogo amateur Robert Gordon Wasson. La curandera llamaba “niños santos” a estos hongos que crecían en la región oaxaqueña.

Fuente: Wikipedia

 

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